Todos queremos escuchar una historia (tercera parte)

Después de días de peleas conmigo misma, de penas, tristezas y olvidos, después de aprender a ser madre soltera... De seguir intentando lo que no empezaba y tampoco terminaba, entre sentir que le fallé a mi hijo, por no planificar bien su bienvenida, de sentir que le fallé a mi madre, de sentir que le fallé a mis hermanos, de sentir que me había fallado a mí misma, de perder mi casa, mis pertenencias, mi trabajo, y hasta mi sonrisa, fue como aprendí...

Que la próxima vez, sería más honesta conmigo, sería más honesta con mis sentimientos y escucharía a mi corazón, y que cuando hubieran dudas, sería porque no era el momento, porque no era la persona, soñé con un pequeño hogar que brindarle a mi hijo, soñé con un lugar cerca a un parque en un lugar tranquilo, soñé con compartir mi vida con alguien que me amará, con alguien que me quisiera tal como soy, que le importará mis sentimientos, mis sueños y que por coincidencia, quisiera lo mismo que yo... Amor...

Y así llegó un día, toco la puerta y yo le abrí, nos miramos y algo sentimos... Y te aseguro no sólo fue amor a primera vista, fue magia, la magia de estar los dos mirándonos a la vez... Aunque en ese momento ni lo sospecháramos... Así fue el amor hizo su trabajo...